Islandia 12/18

El día comenzó con una visita a la cascada de Dynjandi, al fondo de uno de los fiordos y donde es posible acercarse hasta los pies de la cascada si haces una pequeña ascensión. En la región de los westfjords fue el único lugar donde coincidimos con una cantidad considerable de turistas. En el resto de lugares era extraño juntarnos mas de 2 o 3 coches a la vez.

Desde allí continuamos hacia la zona norte de la región atravesando fiordos y pasos de montaña hasta llegar a Ísafjörður, la capital de la región y donde atracan todos los cruceros que recorren la isla. En la "ciudad" es posible encontrar varios supermercados y algún edificio pintoresco. Justo al lado del BONUS hay un pequeño supermercado polaco donde aprovechamos para comprar comida y comer unos buenos pierogis de carne.

Lo que no pudimos encontrar por ningún lado y que nos hizo perder varias horas fueron los cartuchos del cocigas/hornillo, ya que aunque los habíamos visto en todas las gasolineras justo cuando nos quedamos sin, se habían agotado y no vendían en ninguna tienda. Al final encontramos en un pueblo a unos kilómetros más al norte pero eses día fijamos nuestra nueva norma: siempre llevar uno lleno de repuesto.

Con el tiempo perdido buscando el cartucho decidimos poner rumbo a los hotpots de Drangsnes para terminar allí el día. En el camino, apenas unos kilómetros desde Ísafjörður, nos cruzamos con un pequeño animal que se paró en la carretera que resultó ser un zorro ártico con su pelaje de verano (marrón-negro). Tuvimos la inmensa suerte que se quedó un buen rato observándonos hasta que se fue.

Ya en Drangsnes nos bañamos con las vistas al mar hasta que se hizo oscuro y nos movimos para cenar y dormir. Estos hotpots, al contrario que el resto son como jacuzzis sin burbujas al al lado de la carretera en el centro del pueblo. Justo enfrente hay dos vestidores con duchas calientes que nosotros aprovechamos para lavarnos.