- isafogg
- 20 ago 2019
Actualizado: 30 ago 2019
El dormir en una camper tiene algo muy a favor, te vas a dormir muy pronto y te levantas mas pronto aún. No habÃa ningún dÃa que no nos levantáramos después de las 7, con lo que a las 8 de la mañana como muy tarde ya estábamos en marcha para ver nuevos lugares. Y eso venÃa de maravilla en lugares como Skógafoss, la primera parada de ese dÃa ya que es un lugar muy famoso y a primera hora de la mañana ya habÃa bastante gente, sobretodo del camping que habÃa justo al lado. La cascada es como una fina cortina de agua y puedes ir justo al pie, pero si pretendes verla ponte el chubasquero porque la bruma llega muy lejos y empapa. También cabe la posibilidad de subir hasta arriba pero las vistas no nos dijeron nada.
Después condujimos hasta el inicio del sendero que lleva a Seljavellir, una piscina geotermal enclavada entre las montañas en medio de la nada. El agua es más bien tibia y sólo está caliente en el lado contrario a los vestuarios pero merece la pena por darse un baño en un lugar asÃ.
Como de cascadas iba el dÃa, la siguiente fue Seljalandsfoss, la famosa cascada por la que se puede caminar por detrás y su hermana escondida, Gljúfrabúi, enclavada en la roca y a la que se accede caminando muy poco desde la grande.
Finalmente, como nos sobraba tiempo porque al dÃa siguiente tomábamos el bus desde Hella y no podÃamos avanzar mucho fuimos hasta Haifoss, una cascada alejada de todo con un camino complicado. La vista era bonita pero no pudimos disfrutar mucho de ella por el viento tan fuerte que hacÃa que nos impedÃa acercarnos al borde a mirar. Una lástima porque tardamos bastante en llegar a ella.